miércoles, 25 de noviembre de 2009
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Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte. -Hazme lo que quieras ... -susurró. Tenía diecisiete años y la vida en los labios.
wapah
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